Sí, llegó el día…No saben lo que rompí las bolas con mi cumpleaños. Siempre soy así con estas fechas, me encanta festejar, reunir a mis amigos, familia, que estén todos. Cosa que ya saben, el año pasado no pasó.
Y este año ya con el blog, activo y viendo el feedback que vamos formando, decidí contar un pedacito mas de mi historia.
Mi cumpleaños es el cuatro de julio pero, para mi la historia comienza el ocho de julio de 1987. Ese día la vida de tres personas iban a cambiar para siempre. Dos se iban a convertir en papás y yo llegaría a sus brazos después de una intensa búsqueda.
Mis papás se casaron el 14 de febrero de 1975, muy romántico el tema. Unos años después comienza la intensa búsqueda de un bebé, para completar esa familia que tanto anhelaban.
Las cosas no fueron fáciles, se comenzó a complicar con la pérdida de tres embarazos de
mi mamá y con un diagnóstico no muy alentador. Dado que por un problema cromosómico no podía retener los embarazos.
Siempre que hablo del tema con mis papás, siempre me dicen lo mismo: “nuestro deseo era ser papás. No importaba el cómo, porque a un hijo, lo íbamos amar con todo nuestro corazón, más allá de la parte biológica. No nos importaba solo queriamos ser papás y es por eso que decidimos emprender este camino”. Sin dudarlo un segundo les puedo afirmar que nos amamos profundamente y ese lazo biológico que tanto se habla, a veces
no es tan importante. Lo que importa es estar y transitar la vida de un hijo, acompañarlo y estar siempre, ser papás presentes, ese es lo que nutre las relaciones.
Pasaron unos largos doce años, ellos se casaron con 23 años e iban a lograr ese sueño a sus 35 años, ya eran grandes para esa época. Pero no importaba seguían en esa «lucha» .
Los trámites de adopción se empezaron, mí mamá siempre cuenta los miles de pasos que tuvieron que atravesar para que los considerarán padres adoptivos.
Más allá del final feliz de esta historia, habría que hacer un paréntesis, para una gran reflexión, replantear lo difícil que es en este país poder adoptar un hijo. Miles de niños están esperando encontrar una familia y muchos papás también esperando a ese hijo del corazón. Pero lamentablemente todo es tan burocrático, todo es tan lento. Y puedo dar fe, de esto porque trabajé en muchos hogares, donde había muchos chicos buscando una familia; es triste saber que muchos podrían formar esa familia que tanto sueñan.
Volvamos a ese ocho de julio, dónde nos encontramos, mis papás y yo. A mis papas los ayudó la paciencia y un poco el destino.
Una tarde mi mamá y mi madrina estaban comprando un regalo para la hija de una amiga que había nacido justamente ese día, cuando llega al local de mi papá,que en ese momento tenía en la galería francesa de Quilmes junto a su socia.
Bibi, la hija, le cuenta ni bien llega, que una amiga de ella, había encontrado una nena abandonada y se acordó de de ella y la historia que le contó de mis papás, que estaban en la lucha, en poder cumplir su gran deseo de dar amor.
Ahí comenzó todo, le dijeron que tenía que ir a buscarme a Liniers, cerca de la Catedral de San Cayetano, ahí los esperaba una bebé cuya familia no podía hacerse cargo, ya que tenían otros hijos y un bebé en camino. Si es ese bebe soy yo quien esta escribiendo esta historia!!!
Cuando reaccionan de lo que les estaban diciendo, que había un bebe que podía ser ellos, mi mama largo el oso todo y dijo “vamos”. Mi papá cuenta mi mamá que quedó petrificado sin reacción. Así que ella, se fue con la socia de mi papá, llamada Betty y el marido Juan Manuel. Y lo dejo a papá “procesando” como dice ella, de que seguramente se iban a convertir en papás.
En fin ese ocho de julio, mí mamá me abrazó por primera vez, al igual que papá, para jamás soltarme y para hacerme dar cuenta que había encontrado el lugar para quedarme para siempre. No solo ellos me adoptaron a mí, yo los adopté a ellos. Había llegado a sus vidas para convertirlos en papás y ellos llegaron a mi vida para convertirme en amor.
Pueden llamarlos papás del corazón o como quieran para mí son mis papás con todas las letras. Los que me bancan pase lo que pase, los que me enseñaron a ser la persona que soy, inculcando valores, me enseñaron a ser libre a volar y que luche por cada meta que deseo. Para mí ellos hicieron el acto de amor más grande que las personas pueden hacer.
No hace falta aclarar que ese día , la casa era un mundo de gente, primera nieta. Mamá siempre cuenta que no tenían ni cuna, ni cochecito, que tuvieron que prestarle todo, hasta acomodarse y comprar todo. A veces siento que en algún punto habían perdido la esperanza de ser papás, pero si algo saqué de ellos es ese ímpetu de lucha, de querer lograr sus objetivos.
Si me preguntan …no pienso mucho que hubiera sido de mí vida si no me encontraban. También la pregunta frecuente es ¿Buscarías a tu » mamá biológica» para saber qué pasó ? Sinceramente NO…se que pueden haberle pasado miles de cosas, que hasta capaz pueda tener «hermanos», las variables son un montón. Pero jamás sentí esa necesidad. Si capaz hoy el deseo más fuerte es conocer la ciudad donde nací , lugar donde nunca fui, no conozco. Sería la única parte de mí «origen»que me gustaría conocer.
También me preguntaron porque no festejaba mí cumple el ocho. Muchos años festeje el cuatro y el ocho. El cuatro porque es el día que nací y el ocho festejaba con la amiga de mi mamá y su familia, que fueron quienes me encontraron a modo de agradecimiento por ese día mágico que nos cambió a todos.
Como saben me gusta ir mechando un poco y un poco, así que vayamos a los tiempos de mi infancia,una de las preocupaciones más grandes de ellos era como me iban a contar todo esto. Sinceramente desde que tengo uso de razón que lo sé y jamás tuve problema en contarlo, como fue nuestra historia para ser familia.
Pero si hay algo que le pregunté con los años a mí mamá era como me lo contó, porque no tenía registro de ese momento. Lo que sí recordaba, era haber visto en la biblioteca libros didácticos de cómo decirle a tu hijo que es adoptado pero no mucho más.
Por eso un día le pregunté a mí mamá, quien jamás tuvo problema en contarme todo lo que sabía. Así que me contó que un día mirando fotos viejas, de cuando ella vivía en Comodoro Rivadavia, yo le dije que lo conocía. Y ella me preguntó ¿Cómo?, en tu panza . Y ahí mamá me dice “fue el momento”. Y me explicó todo y mi respuesta fue ¡Bueno! Y seguí jugando. Y jamás tuve problema en contarlo abiertamente, aceptarlo. Es más si me preguntan siempre lo cuento con un orgullo que me explota el corazón por ese acto de amor.
Lo que capaz acá puedo agregar es que hay muchos chicos que no saben su historia, de que son adoptados. Conozco casos, que todas la familia lo sabe y ellos ya son grandes y no tienen ni idea.
Yo si hay algo que siempre agradecí, fue saberlo desde siempre. Cada pregunta que tuve, ambos me contaron lo que sabían. Se que hay muchos miedos; como decirlo; como lo tomaremos; el miedo a la búsqueda; miedo de no saber cómo acompañar, en caso de querer saber nuestros origen. Yo tuve la suerte que siempre me preguntaron si quería saber más, buscar, con la certeza de que ellos iban a acompañarme ,codo a codo ese camino.
No tengan miedo, nos merecemos la verdad. Creo que si yo no lo hubiera sabido desde muy pequeña. Hoy hubiera sido un shock, me hubiera costado muchísimo aceptarlo y procesarlo. Y además de sentir que capaz era una mentira innecesaria.
Querer ser papás es un deseo muy fuerte y creo que no importa de donde venga ese niño mientras reciba amor y lo acompañen a lo largo de su vida. Por eso hoy cuatro de julio agradezco profundamente saber mi historia y agradezco volver a soplar las velitas con ellos. GRACIAS GRACIAS por la familia que formamos los 3, y darme una familia enorme que siempre está porque somos todos muy compañeros en cada momento que estemos viviendo. La familia traspasa los lazos biológicos para formarse desde el amor más profundo.